El fútbol no conoce de sexos. Un buen partido de fútbol hace que hombres y  mujeres, por igual,  se instalen frente al televisor para disfrutarlo. El balompié entretiene, divierte, atrae, seduce y esa es precisamente su afinidad con el marketing.

Cuando juega nuestro equipo favorito, llámese la Vinotinto en Venezuela o el Real Madrid, nosotros como fanáticos nos sentimos identificados, usamos con orgullo la camiseta de la oncena, sufrimos o gozamos lo que pasa en la cancha y nos convertimos en entrenadores oficiales de la selección. Y justamente en esas emociones que sentimos durante los 90 minutos de juego es cuando más nos identificamos no sólo con el equipo sino también con cada uno de los accesorios  que usan los jugadores y con las piezas que identifican a la selección.

En el fútbol, como en todas las disciplinas deportivas impera la emocionalidad, el sentimiento hacia los equipos y sus integrantes. Por ello, dentro de la estrategia de marketing de grandes empresas como Adidas y Nike siempre está contemplada la identificación con los jugadores, que despiertan pasiones entre los fanáticos.

Marketing y Fútbol son una  unión perfecta para el posicionamiento de las marcas en un terreno donde todas quieren figurar en primer lugar en la cancha. La emocionalidad es el punto de unión entre  ambos mundos: el fútbol se asocia con entrega, dedicación, pasión y fidelidad por sobre todas las cosas  y las marcas quieren que sus consumidores experimenten esas emociones con su nombre siempre presente

El marketing deportivo es una buena inversión para las marcas. Dada la naturaleza del deporte, al ser de una actividad de esparcimiento, la gente lo sigue por gusto y no por obligación. El fanático está más abierto a recibir el mensaje de un producto o marca que cuando la recibe de manera convencional a través de un spot o un impreso.